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lunes, 30 de agosto de 2010

La leyenda ( Cap.2)

Capítulo 2: La magia de Tyska

-Tozaki, ¿no crees que el trayecto ha sido demasiado calmado?, estamos a trescientos metros del fuerte y ni siquiera hemos visto señales de caballería pesada, menos de arqueros escondidos en maleza. ¿Crees que sea una emboscada?
-No creo…llevamos un gran trecho recorrido, si hubiera sido una emboscada, no hubieran dejado acercarnos tanto a su fuerte.
-Entonces, ¿continuamos la marcha?
-Claro, los superamos en número 4 a 1…no tenemos nada que arriesgar. Es una conquista de rutina.
-Aún así, creo que algo anda mal.
-¿Crees que yo no? Sin embargo no hay…no…- Tozaki tomó de una de las bolsas de su montura una botella de lo que parecía ser alcohol, y le dio un gran trago.-¡Ay!, si bueno, no hay nada más que hacer que continuar…estamos demasiado lejos cómo para regresar al campamento.
-Si, tienes razón… ¿Eso es Rygdell?
-Mmm…si, eso es Rygdell… ¿Ves lo mismo que yo?
-Parecen hombres en las torres…pero no tienen arcos ni nada parecido, ¿Qué están planeando?
-No lo sé…pero ya nos han visto, comencemos el asedio…
-Si… ¡Hombres! ¡Al ataque!

Un centenar de caballeros se acercaban cada vez más a la adoquinada fortaleza.
Sooh estaba dispuesto a atacar, pero la mano de Tozaki se lo impidió.
-Espera, quiero averiguar que harán esos hombres en las torres.
-Pero, no tienen armas ni nada, ¿Qué mal pueden hacer?
Cómo si tal comentario fuera guión de película, los hombres misteriosos, levantaron sus manos, y de sus palmas se comenzaron a formar pequeños haces de luces, como si fueran minúsculos soles.
-Genial…tienen magia.
-¿Magia?, pero…¿Cómo pueden hacerlo?, ¡Sólo nosotros los hylian usamos la magia!
-No sé, y este no es el momento de pensar este tipo de cosas…pensemos cómo contrarrestar este tipo de cosas.
Entonces, una de esas bolas fue lanzada, y cayó justo sobre la cabeza de uno de los jinetes, y después de una gran explosión, cayó del caballo con una cabeza humeante, y retorciéndose con un dolor inimaginable, y el casco derretido sobre su cabeza.
Entonces la gran puerta de madera de Rygdell, se abrió lenta y majestuosamente, y de ella salieron cientos de soldados quiénes comenzaron el contraataque contra los hylian.
-¿Tozaki, intentamos los arqueros?
-No, las torres están demasiado altas cómo para ser alcanzadas por un puñado de arqueros.
-Tozaki, ¡órdenes!, los caballos están descontrolados por las explosiones.
-¡Retirada!, en lo que pensamos una estrategia pueden destruir media…
-¡Tozaki!, ¡Atrás de ti!
Antes de que el hombre de los ojos perezosos pudiera reaccionar, un objeto blando golpeó su cabeza, un queso.
-¿Que demonios? ¿Quiénes son ustedes?
Detrás habían cuatro bizarros hombres, el más pequeño de ellos tenía un pequeño báculo en su mano y estaba comiendo lo que parecía un pedazo de queso, a su lado había un sujeto delgado, tenía las manos en sus bolsillos de una manera retadora, después el mas grande de ellos, tenía un complexión firme y musculosa, pero lo más interesante eran las rastas que ornamentaban su castaño cabello, y para terminar, un último joven de escasa edad tenía un largo cabello castaño y un catalejo en su cinturón.
-Nosotros somos…mphm… los Mercenarios…mphm… Alkólikos.-dijo el del queso en la boca.
-¡Cállate! ¡No deben saber quiénes son nuestros clientes!-reprendió el mas flaco de ellos, con un alborotado cabello castaño, casi rubio.
-Bah…lo sabrán algún día.- contestó desinteresado.
-Fuimos contratados para eliminarlos.- dijo el de las rastas.
-Los tyskanos están tan desesperados que ya comenzaron a contratar mercenarios…Que deprimente.- dijo Sooh.
-Te lo dije.- dijo Kesos con una sonrisa orgullosa.
-Bueno…eso no importa, igual los destruiremos.- dijo confiado el del catalejo.
-Eso lo veremos.- dijo Tozaki, al tiempo que preparaba su lanza, y le daba un trago a la botella de alcohol junto a él.
-Já…ahora todos toman antes de pelear, que poca originalidad.-dijo Kairut.
Al tiempo que terminó su frase, todos sacaron de sus cinturones una pequeña cantimplora y le dieron un gran sorbetón a cada una de ellas.
La impresión de Sooh y de Tozaki no se hizo esperar.
-Ahora sí… ¿Dónde quieren sus pataditas?- dijo Kesos, mientras extendía su báculo y lo convirtió en un gran Bo.
-Recuerda mi cara, porque será lo último que verás.-dijo Lobo, y de su espalda sacó un hacha grande en proporción a su cuerpo.
-Sucumbirán ante nuestra kulidad superior.-dijo Rata quién desenfundó una espada de su cintura.
-No se lo tomen personal, pero tenemos que matarlos.-Y Kairut tomó una espada de dos manos y lo ondeó con tal facilidad que parecía de papel.
Los rivales se quedaron mirando los unos a los otros, pero de repente…una oscura niebla comenzó a surgir de entre los pies de los Alkólikos, misma que rápidamente engulló a los extraños combatientes, e instantes después a los jinetes hylian.
-¿Qué demonios?-exclamó Sooh.- ¿Qué están haciendo?
-Peleando en igualdad de condiciones…podríamos usar nuestras bestias al pelear pero…
-No sería divertido…
-Sería demasiado…
-¡Rápido!
De la nada, dos pequeños animales, tiraron a Sooh y a Tozaki de sus respectivas monturas, uno tenía afiladas púas en su lomo, y el otro una coraza ósea que rodeaba todo su cuerpo.
-¡Suficiente Raty!-gritó el del cabello claro.
-De acuerdo.- contestó una femenina voz a lo lejos, y segundos después, la niebla comenzó a disiparse.
Una cara de molestia se creó en ambos ex jinetes.
-¡Ustedes están dementes!-gritó Tozaki con ira.
-Seguro que si…por eso nos contrataron.-dijo Rata con seguridad.
-Rata, Kesos, ¿pueden con ellos?-preguntó Kai.
-Tranquilamente.- contestaron al unísono.
-Entonces vamos.
Rata y Kesos se dirigieron ágilmente hacia Sooh y Tozaki, quiénes detuvieron su primer embate con suma facilidad.
-Nosotros nos encargamos de algunos hylians.-gritaron.-Suerte con ellos.
-Necesitarán más que eso para vencernos.- dijo Tozaki. Y dicho esto, empujó algunos metros a Kesos, quién inmutado por el movimiento continuó atacando desde todos los flancos posibles siempre siendo bloqueados por un rápido movimiento de la lanza del hombre, quién no parecía interesado por matar a Kesos por alguna razón.
En cambio, la batalla de Rata contra Sooh parecía mucho mas equilibrada, ambos estilos eran bastantes parecidos, la batalla entre ambos resultaba más espectacular, con bloqueos y estocadas sin parar.
Sin embargo, Kairut y Lobo, tenían pocos problemas con los atacantes hylians, quiénes no podían resistir más de tres ataques del par, comprobando la alta habilidad de los alcohólicos.
Cuando Kairut se acercaba a un soldado aparentemente paralizado por la batalla un grito del interior de la armadura lo detuvo.
-¡No, Kai!, ¡Soy yo!
-Ahh, cuídate de Lobo, ehh?, ese no se acerca a preguntar, y el casco, por nada deben verte el cabello, ¿de acuerdo?
-Descuida Kai, de todos modos aún tengo la ayuda de Lia, ¿no?
-Seh…bueno, ¡cuídate!
Sin embargo cuando Lobo estaba corriendo hacia un espadachín temeroso e inexperto, dispuesto a matarlo de un solo tajo, el cayó desplomado, con una flecha en su cabeza.
-¡Raty!-gritó con molestia el chico.- Ya déjame uno, ¿no?
-Perdóname.-dijo la misma voz femenina de la vez anterior.
Mientras tanto, volviendo con Tozaki.
-¿Por qué…no me…atacas?-decía Kesos con frustración.
-Eres muy joven para morir…
-¡¡Eres un mentecato!!-dijo Kesos desesperado. Y cuándo iba a atestar un golpe, antes incluso de tocar a Tozaki…éste comenzó a tambalearse y tras balbucear unas palabras… se desplomó.
-Ehh…! Kai!, ¡creo que ya maté a este guey!
-¿Tan rápido? Vaya, no era tan bueno cómo nos advirtieron.
-Entonces vámonos, ¿no?-dijo Rata quién aún peleaba con un cansado Sooh.
-Pero yo quiero seguir peleando.- exclamó Lobo con tristeza.
En ese preciso instante, se escuchó un grito a lo lejos, en conjunto con un aleteo sonoro, como de un ave gigante.
-¿Manosanta?-dijeron los alkólikos.
En el horizonte pudieron ver dos figuras, una parecía un extraño pájaro con un hombre en su lomo, y junto a su lado, una especia de cástor gigante volador.
-Justo a tiempo.-dijo Rata, feliz.- ¿Oigan, que hacemos con éste?
-Pelea bien, déjenlo vivo, quiero probarlo algún día.- dijo Kai.
-De acuerdo…pero…Hmm…no se deja.
-Yo no soy ningún tipo de práctica para ustedes, locos estúpidos.-dijo Sooh con ira.
-No seas ingrato, si queremos te podemos matar, pero nos caíste bien, sólo cállate y vete.-dijo Lobo.
-¡Nunca!, no soy de los que se van con el rabo entre las patas.
-Ahh!!, este tipo no entiende.-dijo Kesos, y con un rápido movimiento de su báculo, espontáneamente apareció un queso gigante en la cabeza de Sooh, quién cayó al suelo y comenzó a revolcarse, dando demasiados gritos sordos.
-Gracias Kesos…-dijo Rata con la respiración entrecortada.- Ya me estaba…cansando.
Entonces, el ave gigante llegó a donde los Alkólikos, al igual que el “cástor”, quien ahora desde una mirada mas perfeccionista era un ornitorrinco, tan grande como la bestia alada.
-Eh phutos, aquí viene la loca sexy… ¡Corran por sus vidas!-dijo el jinete del ave, parecía que tenía un cabello blanco, pero tenía algunas manchas negras, lo que podría significar que se lo teñía.
-¿Qué? La trampa que preparamos la hubiera distraído por lo menos media hora más.-exclamó Kai.
-Pu’s yo sólo sé que ella viene en camino hacia acá…yo diría que nos fuéramos a la verga…si queremos vivir.
-¡Alkólikos!¡Retirada!-gritó Kai, quién abordó a la extraña ave, junto con Lobo, al tiempo que Kesos y Rata abordaban al ornitorrinco gigante, cuándo ambos animales se elevaban, desde la copa de un árbol, una chica de largo cabello amarrado en una cola de caballo, saltó al ornitorrinco y se sentó con suma facilidad, dando dotes de agilidad y destreza.
-¡Recuérdenos, ejercito hylian! ¡Nos volveremos a ver!- gritó Lobo brioso.
-¡Miren allí!,-dijo Rata señalando el camino por donde vinieron los soldados, y vieron cómo una chica de cabello negro corría a gran velocidad hacia la batalla, y en cuánto llegó, comenzó el baño de sangre…
Un solo movimiento, en el cuello, era lo único que ella necesitaba para terminar con un enemigo, y fueron demasiados.
-Rygdell ha caído.- dijo Raty con tristeza.
Cuando Sooh pudo quitarse todo el kilo lácteo que tenía como cabeza, lo primero que hizo fue buscar a su compañero, encontrándolo gentilmente acostado a la raíz de un árbol.
Después de examinarlo con detenimiento, sus temores se alejaron…
-Ni siquiera un rasguño…nunca dejas de sorprenderme, Tozaki.

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