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martes, 25 de enero de 2011

Reflexiones de un típico post-adolescente.

Estoy frente a mi computadora a las 11:12 de la noche de un calmado día de escuela. Martes. Por segundo día consecutivo no entré a clases con Montero, uno de esos ancianos que por ser intelectualoides se les perdonan sus mamonerías.
En cualquier otro momento no hubiera dicho eso, pero si el tipo deja leer Diablo Guardián de Xavier Velasco a un grupo de postpubertos con una mente tan moldeable como lo mía, que no se queje de copiar fielmente el estilo de escritura.
Pero gueno, aquí estoy, intentando aparentar mi propia intelectualidad con un blog que sólo leen 3 personas al día...y eso por la publicidad engañosa que pongo en mi Facebook.
Y ahora, estoy queriendo causar lástima. Siempre he sentido la necesidad de causar lástima, pero siempre me he "engañado" a mí mismo de que tengo una gran autoestima.
Últimamente creo que este asunto de la autoestima es solamente una pantalla para demostrar mi debilidad de carácter que en realidad tengo, ¿no les parece?
Digo, te mentan la madre y pones la otra mejilla, ¿les suena bastante cristiano, no? Creo que lo sería si fuera la razón y no la excusa. Varias veces me quedo con las ganas de devolverles el recuerdito, pero nunca lo hago.
Mi carácter tan débil es todo un problema.
Desahogandome con mi propia computadora, eso es más patético que hacerlo con alguien que de verdad te pondría atención.
Y eso que cierto amigo no me dejara mentir en cuanto a lo patético. En serio, que no me gusta ser un quejumbroso pero... no tengo nada más de que hablar. Un intelectual wannabe, ¿que quieren que diga? Todo un problemA.
Ya veré si en mi siguiente entrada se me quita lo intelectual y sale el graciosito con el que me siento mas a gusto, y el que normalmente hace menos ridículo.
No olviden poner sus comentarios acá abajo.
Gueno, chau.