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lunes, 9 de agosto de 2010

La leyenda (Prólogo y Cap.1)

Gueno, Ony ya me dijo, así que aqui empieza, La leyenda!!!

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Prologo: El príncipe huérfano.

El reino de Maktub llevaba tiempo de paz y prosperidad, pero tan pronto un nuevo heredero se anunciaba, la paz terminó.
El hermano del rey, celoso del cambio de poder, decidió provocar un golpe de estado, causando la muerte del rey, y de muchos de sus hombres más fieles.
Pero algunos de ellos, lograron escapar con la reina y el nonato príncipe, y se escondieron en el fortificado Imperio del sur, Tyska.
Esto ha provocado una guerra que ha perdurado más de 20 años, hasta nuestros días.


Capitulo Uno: Tozaki
El verde de las copas de los árboles contrastaba con el negro humo de los hornos, el olor de las multicolores flores Forst ha sido sustituido con el enervante olor del acero de las armas.
Definitivamente el Bosque Forst ya no era el mismo.
Todos los hombres y mujeres corrían sin rumbo fijo, algunos afilaban sus hojas, otros pulían sus armaduras, alimentaban a sus caballos. Era un caos total.
Sin embargo, uno de ellos estaba metido en un lío completamente diferente… corría sin cesar, debido a que tres hambrientos lobos lo perseguían intensamente.
-mier**, esto me gano por andar por allí sin mi lanza. Odio cuándo no me dejan dormirme en paz.
El hombre seguía corriendo por un espeso bosque, su largo cabello negro revoloteaba cual hada, y a pesar de que su carrera ya había sido larga, seguía corriendo cómo si recién la hubiese empezado.
Miró hacia atrás esperando oír algún aullido de sus persecutores, pero no oyó nada. Sólo murmullos. “Desp…” “…me importa” “…Sooh”
No le importó buscar el significado de aquellas palabras, seguía más preocupado por los carnívoros monstruos que por palabras sin sentido, pero tan pronto dio otro paso, cayó a un lago…o al menos eso creyó que era.
*Splash*
-Dice Hinata que ya te despiertes, que no le importa que si ayer estuviste tomando toda la noche, pero que te reportes con el pelotón antes de que se vea obligada a llamar al coronel Sooh.
El hombre esperaba estar empapado, pero para su sorpresa, solo sus pantaloncillos lo estaban…poco tardo en entenderlo.
-Ni siquiera a su capitán lo dejan en paz, dile que me den algunas horillas.
-Pero si ya están preparando todo, en veinte minutos iniciaremos el ataque.
-Ya voy…
-Más te vale que te presentes, ya conoces cómo es Sooh…
-Todavía que les ayudo…
-Eres increíble.- concluyó y acto seguido se retiró.

Tozaki se tapó la cara con la sábana, y estiró la mano hacia una botella cercana, dándole un profundo sorbo, la bebida se deslizó por la garganta del hombre, causándole ardor y bienestar, luego, usó la misma sábana para limpiarse los empapados pantaloncillos.
En un esfuerzo sobrehumano se levantó de su lecho con movimientos lentos y torpes, cual Gorila, una vez parado, se puso sus pantalones, una camisa, se puso sus botas, y tomó su armadura, su capa, su botella y salió de su casa de campaña.
Sus ojos no terminaban de abrirse ante los contrastantes colores del bosque.
Unos 700 hombres estaban formados en grandes cuadros, y frente a ellos, un hombre daba gritos.
Tozaki se acercó lentamente hacia el hombre y le dio una desganada palmada en la espalda.
-¡Tozaki, gracias a las diosas que te levantaste! Mandamos cuatro hombres y ni caso les hacías, pero esa chica si que sabe controlarte.
-No me controla…Sólo…solo…bueno…creo que si sabe controlarme…Je.
-¿Listo para una batalla más?
-Pues aún que no lo esté…Me veo obligado a pelear.
-Si…Todo por esta guerra inútil.
-Será mejor que ambos se callen si no quieren ser arrestados por conspirar contra el rey.-dijo una voz femenina a sus espaldas.
-¿Qué tiene de malo? No es cómo si nos espiarán.
-Bueno, los soldados no son precisamente confiables, harían lo que fuera para subir de rango y obtener riquezas, es una mala idea hablar mal de los superiores.-dijo sabiamente Hinata.
-Ahh… ¿ya podemos irnos?-dijo impacientemente Tozaki, quién aparentemente hizo caso omiso de la discusión anterior.
-Supongo que sí…los soldados ya están listos.
-Bien, me voy, deséenme suerte.
-¡Espera! ¿No vas a esperar a tu chica?
-¿Por qué habría de hacerlo?
-Pues…será que porque es la mejor espadachín del lugar.
-No importa, nos alcanzará en el Fuerte Rygdell, la conozco.
-De acuerdo, suerte…-dijo Hinata.
Tozaki luego se montó en un caballo negro que un mozo le trajo, dio algunos gritos y órdenes, y avanzó junto con el capitán Sooh.
Faltaban cinco horas para la puesta del sol…el escuadrón enviado aún no regresaba de lo que se pensaba sería una batalla fácil, el campamento sólo estaba siendo cuidado por unos treinta soldados y por Hinata, en caso de que fuera a ser presa de un ataque sorpresa.
-¿Crees que estén bien?-dijo un vigilante a la chica.
-Seguro que sí, tienen a Sooh y a Tozaki, no puede ser tan difícil esa pelea…recuerda que Maxi dijo que sólo tenían en ese fuerte alrededor de ciento veintitantos tyskanos.-contestó ella, segura de sus palabras.
-Pero, ¿realmente confía en él?...después de todo, el no es un maktubita.
-Pues, tengo mis dudas…es algo extraño…pero si el general Alx confía en el, entonces yo también.
-¡¿Y el ejército?!- gritó una chica con desesperación.- ¿No me digan que ya se fueron?
-Si, se fueron hace horas, parece que llegaste demasiado tarde.-contestó un hombre.
-¡No! ¡Tengo que ir a alcanzarlos, quiero pelear!
-Pues…ve si quieres. Pero no quiero que te pongas como loca si llegas y ya se acabó la batalla.-advirtió Hinata.
-Bueno, ya me voy.
Y terminando de decir éstas palabras, la chica salió del bosque cual león por comida.
-Nunca va a cambiar.


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